Alienación parental.

09.04.2021

El Síndrome de Alienación Parental (SAP) sucede cuando uno de los progenitores realiza actos de manipulación hacia alguno de los hijos, esto se realiza con la finalidad de que el menor manifieste odio o rencor injustificado contra el padre o la madre según sea el caso. La existencia del SAP aún no ha tenido aceptación por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero no por ello quiere decir que no esté en existencia.

Actualmente los matrimonios son poco duraderos, esto es debido a que existen parejas muy jóvenes que deciden comprometerse ya sea por la llegada de un bebé o por la presión familiar. Cuando es por la llegada de un bebé se puede tener el desempeño de sobresalir como familia, pero si este desempeño no es suficiente se fractura la relación, pero he aquí lo importante, se debe tener en claro que se termina la relación como pareja y no es correcto involucrar a los menores en el proceso de separación.

El Síndrome de Alienación Parental no solo ocurre de padre a madre o viceversa ya que también pueden influir terceras personas como abuelos, tíos, primos, etc. En ocasiones los menores no generan un odio hacia el progenitor alienado, pero si se presenta un mal concepto de este por los comentarios escuchados del cuidador primario.

El tipo de comentarios que se pueden producir son "te abandonó", "no te quiere", "no te llama nunca", "no te compra nada", "ya ves que él/ella está mal", etcétera. Son comentarios que el menor va guardando y acumulando en su mente, lo correcto es enseñar al niño a respetar a ambos padres y no hacerlos partícipes de los conflictos que tengan, es decir no involucrarlos para decir mentiras, insultar al otro o desvalorizarlo por algún motivo.

A pesar de que el SAP no es reconocido en muchos ámbitos, podemos concluir que esto afecta en varios aspectos a los menores, ya sea a nivel conductual, emocional y cognitivo, con esto el menor puede tener un desarrollo desequilibrado incluyendo falta de comunicación con los padres y falta de un buen desarrollo social.

Los padres deben ser conscientes del daño y dificultades que presentan los niños ante este hecho, y priorizar su papel de cuidadores y protectores, frente a los hijos e hijas, con esto los menores sentirán el apoyo de ambas partes. Y recordar que el cuidado de un menor no es una competencia de quién hace mejor su rol de adulto significativo, o quién tiene menor capacidad para el cuidado.

Si bien la relación de pareja ha terminado, no es del todo cierto que se termina, debido a que tienen un lazo que los unirá de por vida, y esto conlleva a qué en ocasiones se tendrán que ver por temas relacionados al o a los menores, y sería mejor llegar a un acuerdo mutuo (antes de llegar a tribunales), en dónde se beneficien ambas partes, y el beneficio del más importante, que es el niño, niña o adolescente.


Autor: Melissa Ponce asesora en Psicología Infanto-Juvenil.

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